De Bach y Vivaldi a Mendelssohn
Orquesta Sinfónica Nacional
Interesante y variado concierto que transita por los períodos Barroco y Romántico
La Orquesta abrirá la velada con la exquisita Suite orquestal n.º 3 de Bach; una de sus músicas más populares. Luego se interpretará de Vivaldi su motete Nisi Dominus, para el cual contaremos con la presencia del destacado contratenor uruguayo Leandro Marziotte. El concierto finalizará con la sinfonía en Re mayor Op.107 de Felix Mendelssohn; compositor ineludible del Romanticismo alemán que fue figura principal en el redecubrimiento de la música del entonces olvidado Johann Sebastian Bach. Aunque se la conoce como su quinta sinfonía, ésta es en realidad su segunda, y el compositor la tituló «Para la celebración de una revolución religiosa».
Programa
Johann Sebastian Bach
(Eisenach, 1685 – Leipzig, 1750)
Antonio Vivaldi
(Venecia, 1678 – Viena, 1741)
Felix Mendelssohn
(Hamburgo, 1809 – Leipzig, 1847)
Suite orquestal n.º 3 en Re mayor, BWV 1068
- Obertura
- Air
- Gavotte I – Gavotte II – Gavotte I da capo
- Bourrée
- Gigue
Nisi Dominus para contratenor, cuerdas y continuo, RV 608
- Nisi Dominus
- Vanum est nobis
- Surgite
- Cum dederit
- Sicut sagittae
- Beatus vir
- Gloria Patri
- Sicut erat in principio
- Amen
Sinfonía en Re mayor para la Celebración de una Revolución religiosa, Op. 107
- Andante – Allegro con fuoco
- Allegro vivace
- Andante
- Andante con moto – Allegro vivace – Allegro maestoso
Dirección: Nicolas Rauss
Solista: Leandro Marziotte (contratenor)
Dirección y continuo: Federico Ciancio
Duración: 1 h 30 min. (intervalo de 15 min.)
A partir de la primavera de 1723 hasta su muerte en 1750, Bach ocupó la prestigiosa posición de director musical de la Iglesia de Santo Tomás en Leipzig, la cual proveía de música a otras cuatro iglesias de la ciudad. Las responsabilidades del cargo comprendían no solo componer música nueva para los servicios de las iglesias, sino también supervisar a los intérpretes, dirigir ensayos y enseñar canto y latín a estudiantes. Estos años en Leipzig suelen asociarse a algunas de sus composiciones corales más sobresalientes, como La Pasión según San Mateo, la Misa en Si menor y los ciclos de cantatas sacras. Sin embargo, el respetado compositor encontró tiempo y espacios para escribir música secular.
En 1729 Bach comenzó a dirigir el Collegium Musicum, una sociedad musical cívica integrada por músicos locales (estudiantes en su mayoría) que se reunían en el Café Zimmermann, lugar donde varias de las cantatas seculares de Bach se interpretaron por primera vez. La conducción de esta sociedad permitió a Bach probar y presentar varias de sus obras seculares instrumentales, lo cual hace probable que la Suite orquestal n.° 3 en Re mayor haya sido interpretada por primera vez en este contexto.
El musicólogo alemán Christoph Wolff (especialista en Bach) fecha la versión que ha sobrevivido de esta suite a 1731, cuando Bach añadió instrumentos a su partitura para que forme parte del repertorio del Collegium Musicum. Las suites orquestales (u oberturas, como se llamaban entonces) eran muy populares en Alemania en las décadas de 1730–40. Éstas presentaban una estructura establecida alrededor del cambio de siglo por los compositores franceses, formada por movimientos instrumentales extraídos de obras escénicas.
En esta suite, Bach contrasta la solemnidad de la obertura en estilo francés con un aria cuyo diseño melódico resulta muy italiano. Los tres movimientos restantes se basan en modelos de danzas francesas, cada uno con un perfil rítmico único. A diferencia de los Conciertos Brandemburgueses o los Concerti grossi (cuya sonoridad se ubicaba aún entre lo orquestal y camerístico), las suites orquestales de Bach cruzan el límite hacia un enfoque esencialmente sinfónico.
Texto: Felipe Ortiz Verissimo
Contemporáneo de Bach y Händel –dos de los más grandes compositores del período barroco– Antonio Vivaldi apenas salió de Venecia, ciudad que representó un verdadero centro musical de prestigio durante el siglo XVIII, y donde el compositor estrenó la mayoría de sus obras. En 1703 Vivaldi comenzó un largo vínculo laboral con el Ospedale della Pietà, un orfanato y escuela de música veneciano que albergaba niñas huérfanas y para el cual el compositor escribió innumerables piezas instrumentales y obras vocales sacras.
Compuesta probablemente entre 1713–17, el motete Nisi Dominus corresponde al salmo de vísperas 127 y está escrito para mezzosoprano y cuerdas (aunque actualmente es una pieza popular entre los contratenores). Al ser el único de los siete oficios monásticos diarios que se celebraba en público, Vivaldi compuso más música para el Oficio de Vísperas que para la Misa. Además, al no ser un sacramento, era posible cobrar por las funciones, por lo que los conciertos vespertinos de Vísperas funcionaban como la contraparte a las representaciones de ópera nocturnas. El Nisi Dominus revela muchos de los rasgos característicos del estilo vocal sacro de Vivaldi, combinando la teatralidad del lenguaje operístico con la profundidad expresiva del texto litúrgico.
Texto: Felipe Ortiz Verissimo
El canon musical clásico cuenta con varios compositores que fueron célebres prodigios, sin embargo, pocos igualaron la precocidad de Felix Mendelssohn. Proveniente de una familia burguesa conservadora, Mendelssohn recibió una educación de primer orden, no solo como músico, sino también como poeta y pintor. Este ambiente familiar culto y tradicionalista determinó su camino estético dentro del Romanticismo, el cual se caracterizó por conciliar la claridad de las estructuras clásicas con la sensibilidad romántica.
Debido a la privilegiada situación de su familia, Mendelssohn tuvo acceso a una orquesta de cuerdas privada que presentaba conciertos en su propia casa, y a través de la cual el joven compositor probaba muchas de sus composiciones. Al momento de abordar su primera sinfonía para gran orquesta –a sus dieciocho años–, Mendelssohn ya había escrito doce sinfonías para cuerdas, por lo que tenía vasta experiencia en la escritura para grandes ensambles.
Aunque se la conoce como su quinta, la Sinfonía en Re mayor Op. 107 fue cronológicamente la segunda que compuso Mendelssohn. Completada en 1830, se origina como una pieza para las celebraciones del tricentenario de las Confesiones de Augsburgo; texto fundamental que expresa los principios luteranos. Un mes antes de las festividades, el compositor escribió a su hermana Fanny: “trata de recoger algunas opiniones sobre el título que debería ponerle: sinfonía de la Reforma, sinfonía de la Confesión, sinfonía para un Festival de Iglesia, sinfonía Juvenil, o lo que sea”. A causa de la tensión política que atravesaba Alemania en 1830, las festividades por las Confesiones de Augsburgo se cancelaron, así como el estreno de la sinfonía. Se proyectó un estreno en París que finalmente no tuvo lugar ya que miembros de la orquesta expresaron su repudio ante una obra protestante. Finalmente se estrenó en 1832 en Berlín bajo el título Sinfonía para la celebración de una revolución religiosa. La figura de Bach probablemente estuvo presente en Mendelssohn al componer esta sinfonía. Apenas unos meses antes en 1829, el compositor había organizado y dirigido el “estreno moderno” de La Pasión según San Mateo. El coral luterano, tan presente en la obra de Bach, aparece desde el comienzo de la sinfonía con la cita al “Amén de Dresde”, el cual conecta directamente con la liturgia luterana alemana, dándole a la sinfonía un aire profundamente eclesiástico.
Texto: Felipe Ortiz Verissimo