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Conversatorio sobre la vida de Adela Reta

Sodre realizó conversatorio sobre la vida de Adela Reta

Pocas personas como la Dra. Adela Reta logran llegar a mantenerse en el tiempo, no sólo por su quehacer político y ejecutivo, sino por su humanismo, inteligencia, voluntad de servicio, ética intachable, valentía, serenidad y coraje.

Esto quedó de manifiesto, a través de conceptos y anécdotas, en el conversatorio realizado por el Sodre, en el cual participaron el ex presidente de la República, Julio María Sanguinetti, el Comisionado Parlamentario para el Sistema Penitenciario, Juan Miguel Petit, la directora de cultura de la Intendencia de Montevideo, María Inés Obaldía, moderado por la subsecretaria del Ministerio de Educación y Cultura, la historiadora Ana Ribeiro y presentado por la vicepresidenta del Sodre, Adela Dubra, con el aporte también de la bailarina Graciela Figueroa, el actor Juan Jones, la escribana Silvana Pagliaro y Germán Reta, familiar de Adela Reta.

Las palabras “justa”, “éticamente perfecta”, “humanista”, “trabajadora”, “humilde”, “generosa”, se reiteran en cada uno de los testimonios de quienes la conocieron profundamente y trabajaron con ella.

Seguramente todos conocemos los cargos que ha ocupado la Dra. Adela Reta, pero saber sobre su personalidad, su cotidianeidad, sus valores, es una experiencia invaluable que los oradores regalaron a quienes asistieron al conversatorio que tuvo lugar en el Auditorio Nacional del Sodre que lleva su nombre y que se transmitió vía streaming por el canal de YouTube del Sodre. Una evocación de Adela “en clave de cercanía, porque el personaje se lo merece y el lugar también”, como dijo Ana Ribeiro, quien describe a Reta como una “transgresora y con el talante y talento suficiente en un momento en el que las mujeres estaban llamadas a llevar bonitos vestidos y sombreros y una condición amable de acompañamiento al varón”.

Adela Reta tenía entre 60 y 70 ahijados, niños, adolescentes y jóvenes a los que cobijó y aconsejó desde la presidencia del Consejo del Niño (actualmente INAU), contó Ribeiro. “Llevaba carteritas tipo baúles y dentro todos sabían que había recursos de dinero” para ellos, quienes tenían “prioridad absoluta” ya que, sin importar con quién estuviera reunida, así fueran los más importantes jerarcas, los chicos estaban primero. “A veces abría la cartera para ayudarlos, pero muchas veces iban a pedirle consejo”, cuenta Ribeiro.

Juan Miguel Petit, conoció a Adela Reta durante la dictadura. Fue citado por la justicia militar y la Dra. Reta lo asesoró. Así la conoció y “ya era un mito”, relata. Cuando retorna la democracia en Uruguay, Adela Reta lo llamó y le dijo: “vos escribís muchos artículos sobre temas sociales, llegó la democracia, hay que sostener la democracia; ¿vas a seguir escribiendo o vas a sostener este edificio?”. Para Juan Miguel Petit “no había alternativa” y se fue a trabajar al Consejo del Niño. Siempre le llamó la atención la “vocación humanista”, porque “ella era una penalista”, dice enfáticamente y con una cuota de asombro. Cuenta que el despacho de Adela Reta en el Ministerio de Educación y Cultura era como “una tienda de los milagros”, aunque también lo comparó con la sala de espera de un oftalmólogo, porque siempre “había 10 o 12 personas, muchas veces esos adolescentes y jóvenes” que acudían a ella: eran sus ahijados. “Era como una gran madre”, dice Petit.

La recuerda como “una feminista, una vanguardista, una innovadora, defensora de los derechos humanos, de los derechos del niño, una persona que impulsó ya en los 85-90 todas las convenciones sobre derechos dumanos desde Uruguay: “el estatuto de Roma contra los crímenes de lesa humanidad”, por ejemplo, y agrega que “nunca se definió a si misma con una defensora de algo ya que su bandera eran sus acciones”. Afirma que “siempre había espacio para cualquiera que buscara una solución”. Siempre tenía unos minutos para el que necesitara hablar con ella. “Ella estaba abierta a escuchar y siempre venía luego la respuesta”, señala Petit.

“Se acordaba de todo, nada de lo humano le era ajeno”, subraya, y agrega que “hasta a los problemas más difíciles le buscaba la vuelta”. El ex director del Consejo del Niño relató que le trasladó a Adela Reta que había niños con problemas siquiátricos en la Colonia Etchepare y que él conocía una orden religiosa denominada San Juan de Dios, en Europa, especializada en crear hospitalitos para esos niños. En aquellos años conseguir un pasaje era un trámite burocrático casi interminable. Pues, ¿qué hizo la Dra. Reta? Abrió la carterita y le dijo: “¿vamos a medias?; vas por el día y hablás con esa gente”. Una anécdota de Petit que pinta a una mujer sensible y ejecutiva.

También se encargó de hacer algo respecto a los efectos de la ley de caducidad. Hablaban mucho del tema con Petit. “Había que hacer algo con los niños desaparecidos”, cuenta. Le trasladó a la Dra. Reta que el Consejo del Niño podía hacer algo. “Dejame que lo lo voy a pensar”, le respondió. Un día llegó desde Presidencia de la República el correo cometiendo al Consejo del Niño a investigar el paradero.

Adela Reta trabajó incansablemente por los niños y adolescentes del Consejo del Niño, que en aquella época tenía albergues con más de 100 niños. Petit sabía que en Europa había hogares chiquitos y Adela le dijo: “hay que comprar casas” y en tres meses compraron 22 casas. También se puso al hombro el tema de los infractores; no había donde ubicarlos. “Buscá estaciones de AFE, monasterios que no se usen…”, le encomendaba Adela Reta; se consiguió el local de la Tablada, se consiguieron los recursos y se hizo un centro piloto.

“Tenía una mirada de un derecho penal minimalista, siempre pensando en la respuesta socio-educativa. No hay duda que los muertos necesitan de los vivos y nosotros de ellos. Necesitamos seguir su pensamiento y esa mirada de futuro”, concluyó el comisionado.

Familiares de Adela Reta estuvieron presentes en el conversatorio, sus sobrinas escucharon esas jugosas y descriptivas anécdotas. Mediante un video, Germán Reta rescato su generosidad, humanismo y humildad. Ella “facilitaba que gente se desarrollara como personas (…) ayuda en el sentido de facilitar a la gente que se desarrollara como persona, apoyándola en estudios y en el trabajo”.

María Inés Obaldía recuerda, de sus años de periodista, “que lo más interesante que tenía Adela era que uno llegaba preparado para que el tiempo se detuviese, pero también para ser entrevistado, porque ella sabía invertir los roles”. La directora de cultura de la Intendencia de Montevideo dice que “había un vaso comunicante con su curiosidad intacta que no había mancillado ningún cargo”. Luego de la entrevista mutua, antes de cerrar la puerta, la doctora Reta le decía a la entonces periodista: “no dejes de ver tal obra”. Obaldía valora que “fue una mujer activa en la cultura” y que tuvo como proceder “la justicia como norte”, lo que “le alivianaba las responsabilidades”, ya que “hay pocos nortes tranquilizadores como el norte de la justicia”

El ex presidente de la República, Julio María Sanguinetti, estuvo a cargo de cerrar el conversatorio. Recuerda que en su segunda presidencia, Adela Reta tomó su banca en el Senado porque era su suplente. Le dijo: “Mirá, Julio, yo estoy demasiado cegatona y la sala del Senado está llena de escaleras y escalerillas. Mandame al Sodre y terminamos el edificio”. El presidente le respondió: “Sí Adela, lo que tu digas”. Sanguinetti reflexiona sobre la decisión tomada de Adela Reta y dice: “antes de sentarse en la poltrona azul del Senado que a tantos marea dijo “no, me voy a trabajar en contribuir a la cultura del país para avanzar en esta obra”. Para el ex mandatario era “una mujer de Estado” y también “una institución” porque “logró ese estadio que muy poca gente logra en la vida”.

La evocó “en todas esas dimensiones, la de la grandeza y la humanidad, la de los grandes hechos y la del pequeño afecto que desbordó sin ser madre pero para ser madre de muchos”. Adela “penalista, humanista, política, demostración de que el territorio de la sensibilidad social no siempre es una teoría de los doctrinos ni una abstracción retórica de los discursos”. Con “vocación de ejecución”, destaca.

Julio María Sanguinetti recuerda que la construcción del Auditorio Nacional fue una promesa de campaña electoral. “Estamos aquí en una gran catedral de nuestra cultura y esa catedral la llevó adelante. Yo una vez he dicho: no hubiera podido hacer esto sin Adela. Y esta sala la llegamos a inaugurar con ella, ya estaba techada la sala grande y se terminó bastantes años más tarde”. Asegura que “ella fue muy feliz en el Sodre, por el edificio, por los cuerpos, el entusiasmo que ponía y la alegría de hacer que fue siempre maravillosa; sentía el teatro, la música, con una entrañable devoción, cariño y fe en las cosas”.

Recorriendo la exposición “Adela Reta: constructora de futuro”, que está abierta al público en el Auditorio Nacional Adela Reta, Sanguinetti se encontró con una sorpresa: un “facsímil explicando lo que era amnistía, indulto y gracia”. Eso lo hizo viajar en el tiempo y recordó que cuando tuvo que enfrentarse al tema “había dos posturas”. Lo habló con la mujer jurista, con la defensora de los derechos humanos. Ella finalmente “redactó la amnistía general, excluyó ciertos delitos, revaluó y todos para afuera; siempre tenía una solución”, señala Sanguinetti.

En el conversatorio se proyectaron también videos con la palabra de Graciela Figueroa, Juan Jones y Silvana Pagliaro. Figueroa recuerda su “inteligencia que alumbra a través de los escritos y memorias que dejó en la cultura uruguaya”. Para ella se trata de “una persona que ejercía la voluntad placer, uniendo una disciplina de trabajo a toda la curiosidad, el amor, la atención de una niña, el disfrute”. El actor Juan Jones la describe como “ejemplo de respeto, solidaridad, fidelidad e imparcialidad” y como “una mujer brillante que colaboró con los teatros y que, cuando fue escalando posiciones en su quehacer político y puestos de responsabilidad, nunca se olvidó de quien era, quien había sido y siempre trató de proteger y ayudar y ser imparcial con respeto con los demás”. Adela Reta “a la hora de ofrecer algo fue siempre imparcial”. Silvana Pagliaro, encargada de la escribanía del Sodre, manifestó que “gracias a la Dra. Reta el Sodre y los uruguayos hoy tenemos el Auditorio que lleva su nombre, el de una gran mujer, autora intelectual del proyecto y de la obtención del financiamiento para el teatro; colocó la piedra fundamental que dio comienzo a lo que era su sueño”. Pagliaro destaca que Adela Reta llevó a todos los funcionarios a esforzarse. “Trabajar con ella realmente era un placer”, recuerda.

El conversatorio puede verse en el canal de YouTube del Sodre.